Crónicas de lo que estamos viviendo
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La nueva estrategia
de ETA-Batasuna
Objetivo Francia: L'étendard sanglant est levé
17 de diciembre 2001 - Número 4
A raíz de la
introducción en Francia en junio de 2000 de una nueva legislación sobre
presunción de inocencia, extremadamente garantista los estrategas del
terrorismo de ETA-Batasuna decidieron trasladar el centro neurálgico de su
actividad a territorio francés, buscando así evitar el acoso a que los
tienen sometidos las investigaciones del juez Baltasar Garzón...
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ETA ha decidido
instalar su cuartel general en Francia. Su apuesta es aprovechar las
distintas "sensibilidades" presentes en el gobierno de la Izquierda
plural y la legislación francesa sobre presunción de inocencia. |
Los estrategas de
ETA-Batasuna preparaban el “traslado” de la estructura legal a Iparralde, el
País Vascofrancés, ya en la primavera pasada, antes de su debacle electoral
en las elecciones autonómicas vascas del 13 de mayo. Habían comprendido que
su vital estructura legal tenía los días contados en España por la
implacable labor de su némesis, el juez Baltasar Garzón y pusieron en
marcha la operación en la que, por primera vez, tendrían mucho que decir los
militantes independentistas vascofranceses; de ellos, una vez puesto en
marcha el proceso Batasuna, con su ya clásico aparato de manipulación
estalinista e hipocresía clerical, sólo una minoría decidieron apostar por
el terrorismo y unirse a ETA-Batasuna. La razón principal aducida para una
medida de tanto calado fue la entrada en vigor en junio del 2000 de la nueva
legislación francesa sobre presunción de inocencia, muy reforzada en sentido
garantista y que en esas fechas había reducido ya el número de presos vascos
en Francia de 80 a 68. También estaba la esperanza de encontrar apoyos en el
seno de la coalición de la izquieda plural de Lionel Jospin y de
gozar de un cierto grado de tolerancia ante la inminencia de las elecciones
francesas de 2002.
La decisión vino precedida por un análisis minucioso en el que habrían
intervenido de forma decisiva los abogados españoles y franceses de la
organización terrorista. Concluyeron que, para la elite política francesa,
el País Vascofrancés no iba a ser más importante que Córcega; partía de la
percepción de que París había aceptado la consolidación de una organización
de Zona Gris (mafioso-terrorista) en la isla mediterránea y asumido una
cesión de facto del poder a los grupos terroristas. También sopesaron que el
estado francés estaba menos preparado, como había quedado demostrado en
Córcega, para hacer frente al crimen organizado en general y al terrorismo
en particular y escenario aún más favorable por la ya mencionada legislación
sobre presunción de inocencia que dificulta mucho la detención preventiva.
La tesis básica era, así pues, que sus perspectivas de mantener en
funcionamiento la estructura, y sobre todo la parte financiera de su
entramado, eran mayores en Francia, sobre todo si jugaban con la necesidad
de los dos estados de ponerse de acuerdo para coordinar sus actuaciones y
conseguían forzar a París a aceptar su presencia en la escena política
francesa.
Esfuerzos para captar a corsos y bretones
El traslado del capo de Gestoras, Juan María Olano a Francia, por
ejemplo, vino precedido de todo un trabajo para pasar a constituirse en un
elemento significativo en la política francesa. La campaña, diseñada por un
elemento rasputinesco del abertzalismo vascofrancés, Pantxo Belin, y
por Xarlo Etxezarreta, que figura como director de Kale Gorria, la
publicación sucesora de Ardi Beltza, buscaba crear una especie de Gestoras
Pro-Amnistía del estado francés. Para ello se pusieron en marcha iniciativas
cara a formar una “unidad de acción” con los movimientos terroristas de
Córcega y Bretaña que iniciaron ya en diciembre del 2000, con una
conferencia de prensa a la que asistieron Belin y el pintoresco Koldo
Gorostiaga, diputado europeo de ETA-Batasuna, Jean Marie Poli por el
Comité Antirrepresivo corso y Bertrand Deleon por los bretones; en
esa conferencia, los vascos –que iban a sumir el costo fiinanciero de la
operación- se enfadaron cuando Poli, conocido por sus actividades
gansteriles en Córcega, reinvindicó fanfarronamente el asesinato del
prefecto Erignac como “un acto político y patriótico”. Las actividades
culminaron en una manifestación conjunta por el acercamiento de los presos
vascos, bretones y corsos en París el 10 de junio; la inmensa mayoría de los
3.000 manifestantes fueron traídos de Euskadi en autocares por Gestoras.
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